Me acuerdo de una lluvia torrencial cuando viajaba en auto, por una ruta en Argentina a Mendoza, una provincia metida dentro de la Cordillera de los Andes. Al estar en una zona de cordillera la temperatura estaba bajo cero, los vidrios del frío que hacía, se empañaban haciéndose hielo y la lluvia que caía afuera era tan abundante, que no se veía nada. Tuvimos que parar en una estación de servicio, porque si seguíamos era muy peligroso.

Como en esta experiencia, que importante antes de comenzar a transitar un camino en la vida, es tomarnos un tiempo para observar, un tiempo para poder pensar y ver con claridad, Jesús nos dice: “Tu ojo es como una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo está sano, todo tu cuerpo está lleno de luz pero cuando tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad”. (Mateo 6:22,23)

Cuando nos lanzamos a comenzar un desafío de plantar una nueva obra, creo que es muy importante tener dos miradas, una hacia afuera, viendo el lugar, recursos, la idiosincrasia, la cultura de donde vamos a comenzar. Y la otra…la más difícil, una mirada sincera y profunda hacia nuestro interior, ver nuestras motivaciones, que podemos aportar, que valor extra vamos a dar al lugar donde sentimos que Dios nos quiere usar.

Primero, la mirada hacia afuera: Tenemos que tener un balance entre moverse solo por oportunidades o solo por estrategia. Es largo de explicar a fondo en esta nota. Tres aspectos básicos para que veamos: El equipo, ubicación y recursos. Ver el Equipo que nos acompañan, con quiénes contamos para comenzar y tener una mirada setenta por ciento realista y un treinta de fe.

Ver el lugar donde nos vamos a ubicar y la cultura del lugar. Tenemos que ser una iglesia acorde a las necesidades de donde vamos a plantarnos. Hay que considerar los recursos con que contamos, pensar en algo que sea escalable y realista.

Segundo, la mirada hacia adentro: Que podamos meditar en nuestro interior usando el modelo del Salmo 139:23-24 poder generar un pensamiento, una cultura sana en tu interior, para todo lo que se va a hacer por delante.

Podemos ser el techo o la tabla de lanzamiento para otros No podemos ser solo, “un copy y pegue” de otras expresiones de iglesia. Me encuentro la mayoría de las veces, hablando con pastores y sucede muy a menudo, que el crecimiento de nuevas obras, no es por iglesias en expansión, por legado, sino de división o relaciones frustradas.

Necesitamos rodearnos de personas de confianza, a las cuales les dejemos que hagan las preguntas difíciles, que puedan decirnos cómo nos ven. Que nuestra familia sea ese “fusible de protección”, donde sepan que están para cuidarse en todo lo que van a emprender juntos y que esa tensión entre la obra y la familia puedan manejarla con sabiduría.

Hace años declaraba como una verdad absoluta, “todo lo saludable crece” y después con los años, empecé a ver que, como crece el trigo, también crece la cizaña, ¡No solo lo saludable crece! Mi oración es que puedan ver el camino con tanta claridad y verdad, para generar un mover tan fuerte, que pueda impactar la comunidad, la ciudad y el país. Porque estoy convencido que la iglesia local es la esperanza para este mundo.

Pr. Gabriel Sánchez
Iglesia Eco
Buenos Aires, Argentina

La Red Network
Author: La Red Network

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